Mucho se ha hablado del tema a propósito de la incursión de los equipos mexicanos en la edición 51 de la Copa Libertadores de América. Estudiantes defraudó en su eliminatoria frente a un modesto pero bien concebido Juan Aurich peruano y Morelia y Monterrey contaron por derrotas sus primeras presentaciones en el evento continental. Las alarmas se dispararon, pero para un servidor, el inicio de México en la Libertadores es engañoso, nada más allá que el producto de una competición de rigor, en la que se enfrenta a rivales de gran envergadura y se destina a los clubes a maratónicas travesías.
Es una gran mentira cuando se dice que algunos equipos mexicanos no quieren ganar la Libertadores, y mucho más cuando se afirma que representa un peso para el balompié nacional: Cruz Azul, América y Chivas han llegado a las instancias definitivas del certamen y no creo que en alguno de esos planteles haya habido un espíritu derrotista. Lo de las primeras presentaciones del 2010 es sólo un espejismo, y no debe crear alarmas desalentadoras. Estudiantes está eliminado por el bajo nivel que expone su plantilla en el presente, pero más allá de esta desafortunada actuación, se puede afirmar que existen los argumentos futbolísticos y la determinación para salir avante en la fase de grupos.
La Copa Libertadores está abierta, sigue siendo un reto grande y como tal debe afrontarse ya que se tiene en la carpeta a dos de las mejores escuadras de la actualidad del rentado nacional y espera en octavos una histórica y con experiencia en este tipo de certámenes. Confianza México, la Copa sigue esperando.