domingo, 14 de febrero de 2010

La Copa de los mexicanos

Por: Andrés Achury Gutiérrez

En el pasado se hablaba de los juegos de Copa Libertadores como una carga para los equipos mexicanos, en otra época de una competición injusta donde al mexicano no se le daba el lugar que le correspondía por derecho. Son afirmaciones distantes en cuanto a forma, pero muy similares en relación al mensaje: en lo que éstas premisas coinciden es en el planteamiento, para el futbol mexicano, de la Copa Libertadores como un reto y una meta a alcanzar.

Mucho se ha hablado del tema a propósito de la incursión de los equipos mexicanos en la edición 51 de la Copa Libertadores de América. Estudiantes defraudó en su eliminatoria frente a un modesto pero bien concebido Juan Aurich peruano y Morelia y Monterrey contaron por derrotas sus primeras presentaciones en el evento continental. Las alarmas se dispararon, pero para un servidor, el inicio de México en la Libertadores es engañoso, nada más allá que el producto de una competición de rigor, en la que se enfrenta a rivales de gran envergadura y se destina a los clubes a maratónicas travesías.

Es una gran mentira cuando se dice que algunos equipos mexicanos no quieren ganar la Libertadores, y mucho más cuando se afirma que representa un peso para el balompié nacional: Cruz Azul, América y Chivas han llegado a las instancias definitivas del certamen y no creo que en alguno de esos planteles haya habido un espíritu derrotista. Lo de las primeras presentaciones del 2010 es sólo un espejismo, y no debe crear alarmas desalentadoras. Estudiantes está eliminado por el bajo nivel que expone su plantilla en el presente, pero más allá de esta desafortunada actuación, se puede afirmar que existen los argumentos futbolísticos y la determinación para salir avante en la fase de grupos.

No se deben dejar de lado los rivales ante los cuales se perdió: el inexpugnable local llamado Sao Paulo y un Banfield que trae viento en la camiseta desde su última temporada de ensueño en Argentina. Tampoco hay que olvidar, de cara al futuro, que los estadios mexicanos representan plazas de gran exigencia para cualquier equipo sudamericano y es aquí donde debe ser implacable el fútbol de Morelia y Monterrey, y posteriormente, de Chivas y San Luis.

La Copa Libertadores está abierta, sigue siendo un reto grande y como tal debe afrontarse ya que se tiene en la carpeta a dos de las mejores escuadras de la actualidad del rentado nacional y espera en octavos una histórica y con experiencia en este tipo de certámenes. Confianza México, la Copa sigue esperando.

jueves, 4 de febrero de 2010

Domingo esperado

Por: Andrés Achury Gutiérrez


La espera se hizo larga para un deporte que hace poco menos de un año coronó a su último campeón. Los fieles del ovoide aguardaron durante 7 largos meses por la aparición de sus figuras. En la filosofía de un equipo depositaron su confianza y ellos, uno tras otro, fueron diciendo adiós a la ilusión de un campeonato. Este fin de semana llega el evento de los millones de espectadores, el que ocasiona un incremento desmesurado en la compra de televisores y el causante del menor índice de matrimonios en un fin de semana en la unión americana.


Considerado por muchos como el más grande espectáculo mediático del planeta, es para todos el gran show de los dos mejores equipos de la temporada. Los potros confirmaron el buen momento del más talentoso pasador de la liga y se condujeron sin contratiempos a la fiesta grande en Miami. Los santos afrentaron una historia llena de descalabros y a base de trabajo en una ofensiva avasalladora dejaron en el camino a los candidatos de siempre, a uno que otro jugador legendario y a promesas inconclusas.


Sus rachas ganadoras lo dicen todo: en Miami, la casa de 10 juegos de campeonato, este domingo se llevará a cabo un duelo de poder a poder entre escuadras inteligentes que lideraron la liga en sus respectivas conferencias y hasta se dieron el lujo de descansar malogrando lo que hubiese sido una temporada perfecta.


Los potros desean su segundo Vince Lombardi como franquicia en Indianápolis y Manning quiere un segundo anillo de supertazón que le ponga fin a las críticas que lo ubican muy por debajo de históricos en postemporada como Montana. Brees quiere hacer realidad un sueño, dar el primer título a una ciudad golpeada recientemente por la tragedia y poner fin a la bolsa de papel en la cabeza de los fanáticos de aquellos aints que con actuaciones como esta quedan cada vez más lejos en la historia.


Brees contra Manning, Nueva Orleans contra Indianápolis, la mejor ofensiva aérea frente a la mejor defensa contra el pase después de 20 yardas…se terminó la espera y la mesa estará servida para que en Miami, el próximo domingo, seamos testigos de otro gran juego de campeonato entre dos escuadras maduras y poderosas.