Por: Andrés Achury Gutiérrez
La espera se hizo larga para un deporte que hace poco menos de un año coronó a su último campeón. Los fieles del ovoide aguardaron durante 7 largos meses por la aparición de sus figuras. En la filosofía de un equipo depositaron su confianza y ellos, uno tras otro, fueron diciendo adiós a la ilusión de un campeonato. Este fin de semana llega el evento de los millones de espectadores, el que ocasiona un incremento desmesurado en la compra de televisores y el causante del menor índice de matrimonios en un fin de semana en la unión americana.
Considerado por muchos como el más grande espectáculo mediático del planeta, es para todos el gran show de los dos mejores equipos de la temporada. Los potros confirmaron el buen momento del más talentoso pasador de la liga y se condujeron sin contratiempos a la fiesta grande en Miami. Los santos afrentaron una historia llena de descalabros y a base de trabajo en una ofensiva avasalladora dejaron en el camino a los candidatos de siempre, a uno que otro jugador legendario y a promesas inconclusas.
Sus rachas ganadoras lo dicen todo: en Miami, la casa de 10 juegos de campeonato, este domingo se llevará a cabo un duelo de poder a poder entre escuadras inteligentes que lideraron la liga en sus respectivas conferencias y hasta se dieron el lujo de descansar malogrando lo que hubiese sido una temporada perfecta.
Los potros desean su segundo Vince Lombardi como franquicia en Indianápolis y Manning quiere un segundo anillo de supertazón que le ponga fin a las críticas que lo ubican muy por debajo de históricos en postemporada como Montana. Brees quiere hacer realidad un sueño, dar el primer título a una ciudad golpeada recientemente por la tragedia y poner fin a la bolsa de papel en la cabeza de los fanáticos de aquellos aints que con actuaciones como esta quedan cada vez más lejos en la historia.
Brees contra Manning, Nueva Orleans contra Indianápolis, la mejor ofensiva aérea frente a la mejor defensa contra el pase después de 20 yardas…se terminó la espera y la mesa estará servida para que en Miami, el próximo domingo, seamos testigos de otro gran juego de campeonato entre dos escuadras maduras y poderosas.
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