Río de Janeiro fue designada como sede de los Juegos Olímpicos 2016. Se convirtió así en la primera ciudad sudamericana en albergar las justas. Análisis DeCamerino.
Punto de convergencia de largos periplos y mandatarios. Escenario de encuentro de personajes de la más alta trayectoria en el deporte y un comité internacional del olimpismo personificado en la figura de su director, Jacques Rogge. Por unas horas, Copenhague fue la capital de las decisiones y además, la ciudad testigo de un hito en la historia del deporte mundial al otorgar, por primera vez, la llama olímpica a una ciudad de Sudamérica para las justas de 2016. Río de Janeiro encabezó los titulares de los medios y llamó a América Latina a encontrarse una vez más, frente a frente, con el mundo.
Río de Janeiro se convirtió ayer en la primera ciudad sudamericana en organizar unos Juegos Olímpicos. La ciudad del Corcovado hizo realidad el sueño de millones de personas que deseaban dar lugar a la llama olímpica en un continente que ha dado tanto al deporte y que ha recibido tan poco, en gran parte por estar siempre al margen de las potencias modernas y su inacabable infraestructura. Buenos Aires lo intentó tres veces (1956, 1968 y 2004), en todas fue relegado y sólo una vez logró ser segundo finalista en contienda (1956).
Aún con la presencia del primer presidente estadounidense en una Asamblea Olímpica, Brasil se llevó los honores en Copenhague y venció en la ronda final de votaciones a Madrid, que perdió por segunda elección consecutiva el derecho a ser sede olímpica. La comitiva española no tuvo más remedio que elogiar el excelso trabajo de Lula, Pelé y compañía. Barack Obama y su esposa debieron abandonar la esperanza cuando Chicago fue eliminado previamente en la elección junto a Tokio.
Hoy, con un proyecto sólido y excelentemente diseñado, América Latina vuelve a ser el centro del olimpismo después de la designación de México en 1968. A su vez, Brasil se consolida como una de las grandes potencias para la segunda década del siglo XXI, de la mano de su primer mandatario. Es Luiz Inácio Lula gran actor de este logro: sus lágrimas y la emoción desbordada después de la designación hablan de un gobierno que proyecta la imagen de un país a futuro, que invierte en su deporte y sobre todo, quiere disminuir las distancias que nos han separado del mundo exclusivo, ese de primer orden.
Brasil ha roto los cánones después de 41 años. Será el centro convergente del deporte en la próxima década con la Copa Mundial de fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016. Su larga tradición deportiva ha dado frutos y una ejemplar administración ha bastado para poner a bailar zamba al mundo a los pies del Cristo Redentor. Enhorabuena brasileros, disfrutan de un triunfo único...muchos tiempos como éstos para Latinoamérica: que lo de Río sea un modelo a seguir, de constancia y buena gestión, para todos los que en esta tierra vemos la vida pasar.
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