lunes, 21 de septiembre de 2009

La agonía de la gran carpa

Foto: Telegraph/PA

Briatore pagó el precio de su malicia en el accidente de Nelsinho Piquet y ahora está fuera de la Fórmula Uno de por vida. El "indulto" a los constructores vuelve a figurar en la gran carpa y la escudería francesa Renault sólo fue advertida. Análisis DeCamerino.

Una temporada de Fórmula Uno resulta por demás costosa para aquellos fuera de serie que deciden invertir en el desarrollo de monoplazas y juegan su nombre y prestigio en el rodar de estas máquinas. Es por ello que la victoria en una carrera, involucrando los medios que sean necesarios, se convierte en el salvavidas perfecto para rendir dividendos en una temporada para el olvido, como la del gran constructor Renault en el 2008. Jugando al todo o nada en Singapur, Briatore y Symonds salvaron su año con la única victoria de Alonso para el equipo en la temporada, pero pusieron su nombre en la larga lista de engaños que han llevado a la devaluación de la máxima categoría del automovilismo en los últimos años.

La verdad del accidente de Piquet Jr., revelada a finales de julio por el piloto brasilero, no sólo testifica la astuta forma de asegurar victorias de parte de Briatore, sino que es una más de las pruebas fehacientes para pensar en la invalidez de la máxima categoría del automovilismo mundial, sumida en una severa crisis reglamentaria desde que el piloto se redujo a un mero accesorio de la máquina.

Pasado el escándalo que involucró a McLaren y Ferrari por espionaje, el panorama de la Fórmula Uno no podía tornarse peor: llegó la huelga de pilotos y escuderias ante la FIA, la eventual disociación de la gran carpa y para entonces, la poca reputación que quedaba se perdió. Ahora, el escándalo de órdenes de equipo, un secreto a grandes voces dentro de la competición durante toda la historia; toca la herida mortal que poco a poco va mermando la resistencia de la que alguna vez fue una categoría respetada, fuerte e indisociable.

Con la separación de Briatore de la gran carpa, y apenas un llamado a la cordura para Renault dentro de los próximos dos años, la Fórmula Uno sigue valiéndose de sus errores reglamentarios para prolongar la vida de su agonizante sistema. Mientras no se sancione ejemplarmente, sin ensañarse en la figura de uno de los tramposos ni eximir por completo de culpas a los constructores; seguiremos presenciando uno y otro escándalo de órdenes, como las de antaño de Barrichello y Schumacher, o la más reciente de Piquet Jr. orquestada por dos genios maquiavélicos como Briatore y Pat Symonds para asegurar una victoria.

Hoy los dirigentes deportivos de Renault están fuera, pero el núcleo de la trampa y la irregularidad jamás se han alejado de la máxima categoría y parece que perdurarán inmersos en ella: la Fórmula Uno agoniza en manos de aquellos que tratan de reglamentarla en función de su negocio, apenas lógico...

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