sábado, 20 de marzo de 2010

Contrastes


Por: Andrés Achury Gutiérrez

Semana de contrastes. Semana de juegos de vanguardia contra vacías pretensiones de hegemonía futbolística. Por un lado, la gran demostración ofensiva del Barcelona y el momento de gloria de Lionel Messi en el triunfo sobre el Stuttgart, por otro, el sufrido triunfo de Pachuca sobre Comunicaciones y el “contundente” Cruz Azul frente al modesto Árabe Unido. Vivimos en un mundo de grandes contrastes, en el que a pesar de que las victorias señalan tres puntos o una clasificación en un torneo internacional, éstas separan de manera abrupta el presente de los involucrados en sus competencias.

México avizora un campeonato más en el área de Concacaf, con cuatro plazas en las semifinales de la Liga de Campeones de la zona, mientras que en Europa Arsenal y Bayern Munich, grandes equipos de futbol, tendrán que adaptar sus esquemas de juego para lograr un cupo en semifinales frente a otros más poderosos que ellos, Barcelona y Manchester United respectivamente. Para cada triunfo una proporción, y para cada torneo una muestra del nivel futbolístico que ha desarrollado su respectiva confederación.

Esta afirmación lleva a un grado de reflexión aún mayor cuando el mensaje de los federativos señala llevar a México a un desarrollo futbolístico sostenido, que lo ponga frente a frente con las potencias del balompié mundial, mientras sus clubes tienen que involucrarse en el bajísimo nivel de las competencias regionales e incluso encarar con desidia y falta de compromiso sus partidos.
En el mundo de contrastes, México espera por resultados sobresalientes a nivel orbital cuando en el presente remite su desarrollo en el deporte rey a la liga local y a las individualidades de sus jugadores en el exterior, nada más.

A pesar de vivir en una realidad donde existen grandes diferencias futbolísticas entre una y otra confederación, el país aún no hace los esfuerzos suficientes para llevar a su balompié a la vanguardia, involucrándose de lleno en torneos competitivos o para no irnos más lejos, impulsando la liga local a una dinámica más afín a la demanda del futbol profesional en nuestros días, con respeto a los procesos de formación y a la dirección técnica. Realidad: Vivimos en un mundo de contrastes, y es poca la iniciativa para salir de él y tomar al mundo por sorpresa.

sábado, 13 de marzo de 2010

La gran carpa 2010

Vettel ganó la pole en Bahrein

Por: Andrés Achury Gutiérrez

Despertar con la ilusión de volver a ver un bólido de la Fórmula 1 rompiendo ferozmente las barreras del tiempo es para muchos un sueño que se hace realidad después de algo más de 4 meses de irresistible espera. Una espera eterna, donde el aficionado sólo puede saciar el anhelo de velocidad que corre por sus venas con las especulaciones de los traspasos y, posteriormente, con las contemplativas declaraciones de los pilotos y sus primeros tiempos en Jerez.

Después de esto, la espera termina y somos invitados al espectáculo: el deporte motor nos conduce a través del suntuoso escenario del máximo circuito, donde se presentará una obra en 19 actos. Ese mismo escenario que recorrieron, de la embocadura al proscenio, los grandes actores de este circuito: Prost, Senna, el mismo Schumacher.

La edición número 61 de esta obra se ha vendido como la más atrayente de la historia por las grandes habilidades de sus participantes. La vuelta de Schumacher, el renacer de Alonso, la confirmación de Vettel…en la previa parece no tener nada que ver con la decepcionante edición 2009, donde el circuito sufrió una de sus peores temporadas con los escándalos de Renault y la increíble ventaja de Button, un piloto más, en su invencible Brawn.

Vuelve la Fórmula 1, como todos la queremos ver, con un nivel sobresaliente, tanto de pilotos como de escuderias; con los agarrones de antaño y las expectativas al máximo. El primer acto en Bahrein despejará los interrogantes iniciales: ¿corresponderá Alonso a la expectativa generalizada de los que quieren verlo coronarse en la máquina del cavallino rampante? ¿Volvió Schumacher, para algunos el mejor de la historia, en el momento indicado a una categoría que dominó durante los primeros años de esta década, pero que hoy luce diferente? ¿Reafirmará Button, con acciones y habilidad, sus declaraciones de ser tan grande como los anteriormente citados? ¿Será la hora de Vettel o la de Hamilton para pasar a la historia?

Todo esto, la maraña de expectativas, es lo que hace grande al deporte motor en su categoría más importante, y lo que nos hace, a los aficionados que queremos a la adrenalina en nuestras venas, volver a confiar en la puesta en escena del escenario principal. Enciendan motores, prendan las pasiones.

sábado, 6 de marzo de 2010

El trofeo más buscado

Foto: Mediotiempo

Por: Andrés Achury Gutiérrez

Codiciada, amada y respetada. La Copa del Mundo, que en México fue levantada por Diego Maradona en el Estadio Azteca, volvió a territorio nacional para devolver a los corazones mexicanos la ilusión que despierta el botín más codiciado del balompié mundial.

El trofeo de la Copa del Mundo, de 36,4 cm de altura y poco más de 5 kg de oro sólido, funde en sí mismo la historia de un deporte que ha evolucionado a través del tiempo para convertir a millones en torno al nuevo rito moderno: el juego de fútbol. El trofeo nació como el sucesor de la copa Jules Rimet, que siempre será recordada por una inherente naturaleza accidentada. La Jules Rimet, otorgada a los campeones mundiales hasta 1974, fue robada en dos ocasiones distintas, en Inglaterra y Brasil, y posiblemente extinta por sus raptores en la tierra de la zamba, la casa del natural acreedor del trofeo desde 1970.

La nueva Copa del Mundo, que en su base tiene inscritas las siglas del organismo rector del futbol mundial, se creó para dar inicio a una nueva época y casi que por destino ha acompañado el crecimiento descomunal del espectáculo más atrapante de las últimas décadas. De la mano del trofeo que nos demuestra en su figura la hermandad en torno al globo, se consolidaron las primeras ediciones de la Copa del Mundo fuera de Europa y América, y se ha dotado de una naturaleza mundial a la máxima celebración del balompié. Hoy, todas las naciones adscritas a la FIFA luchan por llegar a la fase final cada 4 años, y cada una de ellas guarda la ilusión de inscribir su nombre en la base del trofeo, una placa que sólo ha admitido las denominaciones de 5 representaciones que han obtenido la Copa desde 1974: Alemania, Argentina, Italia y Brasil en dos ocasiones, y Francia en una. Los demás, luchamos por alcanzarla y nos ilusionamos con tenerla en las manos, como Calderón el jueves, pero todavía la vemos como un sueño muy lejano. Por ahora, tenemos que conformarnos con una foto como recuerdo y una sonrisa frente a su reluciente figura en el Campo Marte.

Una última: el espacio disponible para inscribir a los campeones en la base del trofeo se terminará en 2038, ¿estará escrito el nombre de México en esta era o habrá que esperar a la próxima? El tiempo y las decisiones del federativo nos darán la respuesta.