Por: Andrés Achury Gutiérrez
Semana de contrastes. Semana de juegos de vanguardia contra vacías pretensiones de hegemonía futbolística. Por un lado, la gran demostración ofensiva del Barcelona y el momento de gloria de Lionel Messi en el triunfo sobre el Stuttgart, por otro, el sufrido triunfo de Pachuca sobre Comunicaciones y el “contundente” Cruz Azul frente al modesto Árabe Unido. Vivimos en un mundo de grandes contrastes, en el que a pesar de que las victorias señalan tres puntos o una clasificación en un torneo internacional, éstas separan de manera abrupta el presente de los involucrados en sus competencias.
México avizora un campeonato más en el área de Concacaf, con cuatro plazas en las semifinales de la Liga de Campeones de la zona, mientras que en Europa Arsenal y Bayern Munich, grandes equipos de futbol, tendrán que adaptar sus esquemas de juego para lograr un cupo en semifinales frente a otros más poderosos que ellos, Barcelona y Manchester United respectivamente. Para cada triunfo una proporción, y para cada torneo una muestra del nivel futbolístico que ha desarrollado su respectiva confederación.
Esta afirmación lleva a un grado de reflexión aún mayor cuando el mensaje de los federativos señala llevar a México a un desarrollo futbolístico sostenido, que lo ponga frente a frente con las potencias del balompié mundial, mientras sus clubes tienen que involucrarse en el bajísimo nivel de las competencias regionales e incluso encarar con desidia y falta de compromiso sus partidos.
En el mundo de contrastes, México espera por resultados sobresalientes a nivel orbital cuando en el presente remite su desarrollo en el deporte rey a la liga local y a las individualidades de sus jugadores en el exterior, nada más.
A pesar de vivir en una realidad donde existen grandes diferencias futbolísticas entre una y otra confederación, el país aún no hace los esfuerzos suficientes para llevar a su balompié a la vanguardia, involucrándose de lleno en torneos competitivos o para no irnos más lejos, impulsando la liga local a una dinámica más afín a la demanda del futbol profesional en nuestros días, con respeto a los procesos de formación y a la dirección técnica. Realidad: Vivimos en un mundo de contrastes, y es poca la iniciativa para salir de él y tomar al mundo por sorpresa.