Foto: Mediotiempo
Por: Andrés Achury Gutiérrez
Codiciada, amada y respetada. La Copa del Mundo, que en México fue levantada por Diego Maradona en el Estadio Azteca, volvió a territorio nacional para devolver a los corazones mexicanos la ilusión que despierta el botín más codiciado del balompié mundial.
El trofeo de la Copa del Mundo, de 36,4 cm de altura y poco más de 5 kg de oro sólido, funde en sí mismo la historia de un deporte que ha evolucionado a través del tiempo para convertir a millones en torno al nuevo rito moderno: el juego de fútbol. El trofeo nació como el sucesor de la copa Jules Rimet, que siempre será recordada por una inherente naturaleza accidentada. La Jules Rimet, otorgada a los campeones mundiales hasta 1974, fue robada en dos ocasiones distintas, en Inglaterra y Brasil, y posiblemente extinta por sus raptores en la tierra de la zamba, la casa del natural acreedor del trofeo desde 1970.
La nueva Copa del Mundo, que en su base tiene inscritas las siglas del organismo rector del futbol mundial, se creó para dar inicio a una nueva época y casi que por destino ha acompañado el crecimiento descomunal del espectáculo más atrapante de las últimas décadas. De la mano del trofeo que nos demuestra en su figura la hermandad en torno al globo, se consolidaron las primeras ediciones de la Copa del Mundo fuera de Europa y América, y se ha dotado de una naturaleza mundial a la máxima celebración del balompié. Hoy, todas las naciones adscritas a la FIFA luchan por llegar a la fase final cada 4 años, y cada una de ellas guarda la ilusión de inscribir su nombre en la base del trofeo, una placa que sólo ha admitido las denominaciones de 5 representaciones que han obtenido la Copa desde 1974: Alemania, Argentina, Italia y Brasil en dos ocasiones, y Francia en una. Los demás, luchamos por alcanzarla y nos ilusionamos con tenerla en las manos, como Calderón el jueves, pero todavía la vemos como un sueño muy lejano. Por ahora, tenemos que conformarnos con una foto como recuerdo y una sonrisa frente a su reluciente figura en el Campo Marte.
Una última: el espacio disponible para inscribir a los campeones en la base del trofeo se terminará en 2038, ¿estará escrito el nombre de México en esta era o habrá que esperar a la próxima? El tiempo y las decisiones del federativo nos darán la respuesta.
Una última: el espacio disponible para inscribir a los campeones en la base del trofeo se terminará en 2038, ¿estará escrito el nombre de México en esta era o habrá que esperar a la próxima? El tiempo y las decisiones del federativo nos darán la respuesta.
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