lunes, 31 de agosto de 2009

Vuelan alto

Foto: Mediotiempo

América 7 - 2 Toluca. Las águilas ya suman 4 victorias en línea y después de una larga espera, vuelven a ser líderes generales. Análisis de la goleada americanista en DeCamerino.

Por: Andrés Achury G.


Hace tres años y algo más que un servidor pisó suelo mexicano por primera vez. En aquel entonces, los aires del último campeonato del América se habían disipado, y la afición azulcrema esperaba por la última final en su historial en el rentado local: aquella perdida en Pachuca ante los Tuzos.


Sin embargo, hay que remontarse aún más atrás para recordar las últimas tardes épicas de las águilas; y en lo personal no había tenido, nunca, la oportunidad de ver un juego redondo de los hombres de Coapa. Me sorprendió, sin duda, el planteamiento de la victoria: sorprende gratamente ver al América corresponder a su etiqueta de equipo grande, y ponerse otra tempranamente, la de favorito.


Durante estos tres años, usted como yo nos hemos acostumbrado a los reveses, a criticar y hasta encimar odios y malos ratos sobre los americanistas. El 7 a 2 de ayer abre una nueva etapa, simplemente porque América ya maneja nuevos números, vuelve a ser líder general después de la larga espera y por fin, después de mucho tiempo, logra una seguidilla de triunfos que da fe de su buen momento.


Ahora bien, Toluca, un grande, perdió, y de qué manera en la cancha del Azteca. Ellos, como nosotros, nos vimos sorprendidos por el planteamiento ofensivo de su rival, y por un arma que es el perfeccionamiento de su "Cabañas-dependencia": el juego vertical, rápido y contundente. Este legado del paraguayo por fin dejó de verse burdo y sin sentido, dejó de ser un absurdo juego de pelotazos para convertirse en la factura de pago con creces de la incredulidad de uno de los mejores, sino el mejor equipo de México.


Enhorabuena por las águilas, porque obtienen el único triunfo del cual pueden estar completamente orgullosos en el último tiempo. Enhorabuena por su gente, su afición, prominente y no por demás falta de esperanza: ellos ayer despidieron a su equipo en medio de aplausos, y siguen esperando que la victoria no sea flor de un día, sino sea un camino que emule aquella gesta del Cuau, Piojo López y Kleber. Celébralo hoy americanista, que mañana será otro día…

lunes, 24 de agosto de 2009

Cero y van quince

Foto: Mediotiempo

Cruz Azul perdió en casa frente al América. Sumó 15 partidos sin vencer a las águilas en la liga mexicana y consagró a Salvador Cabañas como el tutor oficial de la paternidad.
Por: Andrés Achury G.

Un servidor pensó en la resurrección de Cruz Azul el pasado sábado. Creí posible un clásico parejo, y hasta ese punto pude no haberme equivocado tanto. Pensé que la presencia de dos equipos en el mismo nivel esta vez podría favorecer a los cementeros, que ya no traían el rótulo de favoritos frente a las versiones más paupérrimas del América. Equivoqué mis palabras, como muchos en la masa de aficionados al fútbol en este país, y fui acribillado por ese defecto, tan visceral, que es el optimismo.

La afición cementera, que delirante y esperanzada llenó el Estadio Azul, pecó de optimista porque el fútbol es pasión y porque solamente eso se requiere para darle la confianza a once hombres y llenar de alegría el corazón. Ellos, los gladiadores, se amedrentaron desde el inicio, con una actitud que nadie puede trasladar a otro concepto que no sea el miedo.

Fallaron al optimismo general, porque la desinteligencia y el temor inicial fueron suficientes para regalar un penal y algunos minutos de juego. Al reaccionar, el coraje de algunos volvió a ser inútil, porque cuando América aceleró, destrozó la pálida defensa de la máquina, donde hasta un gran portero se equivocó. Caso cerrado y una jetatura confirmada.

Es un duro, durísimo golpe, que cala en el orgullo más que calar en el sistema de puntos o la tabla de posiciones. Cruz Azul vuelve a perder ante un América de contrastes, que regala minutos en el campo y de momentos pierde el rumbo, pero que cuando se dedica a ir al frente muestra una propuesta arrasadora, que encarna su virtud en los grandes nombres. El resultado: la máquina contribuye al mejor inicio americanista desde el Clausura 2007, es cliente frecuente, falla a la expectativa y hasta es el hazmereír de los emplumados.

Tropezar quince veces en un intento hace pensar en falta de inteligencia, o una seria ausencia de habilidad, en cualquier ámbito de la vida. No lograr vencer en quince intentos...saque usted su conclusión, la mía, es maquilada por la bestia de la desinteligencia.

sábado, 15 de agosto de 2009

Tres puntos y una victoria

Foto: Mediotiempo

Volvemos la mirada atrás y encontramos a Sabah y un agónico gol. Retrocedemos el tiempo y pensamos en un seleccionado mexicano que se repuso de un marcador en contra y ganó. Son tres puntos que saben a gloria, pero también que hacen del Tri un seleccionado en paz consigo mismo: hoy les presento los tres puntos de la victoria.
Por: Andrés Achury G.

El primero de ellos: la elocuencia en el juego. México enfrentaba en el Azteca a la mejor versión de Estados Unidos en la historia de su fútbol (que no es muy extensa). Capaz de derrotar a España y quitarle un invicto, el combinado de las barras y las estrellas llegaba a la cancha del Azteca como un gran equipo, y aún sobre ella, demostró serlo.

México tiene el gran mérito de vencer en el juego táctico a los abanderados de la modernidad en el balompié. El Tri derrotó el férreo trabajo, de memoria aprendido y como maquinitas aplicado, de los estadounidenses. Los hizo correr en la altura, los hizo padecer el ambiente de 110,000 aficionados...los hizo perder el rumbo con la sorpresa de Israel Castro y de Juárez, o el cambio de ritmo en la línea de Vela y Gio.

Segundo: En el Azteca, el Tri tiene una casa inexpugnable. Concacaf ha demostrado ser una zona clasificatoria donde el local debe imponer sus condiciones y jamás ceder puntos: el coloso que ha albergado dos finales del mundo parece ser el lugar más indicado para esa tarea.

Aguirre sonrió al final de la rueda de prensa y pidió unión. Te digo vasco, si tan sólo el periodismo mexicano y los detractores del fútbol tuvieran un mínimo de esa unión y confianza de los 110,000 espectadores del miércoles en el Azteca, la tarea de la clasificación sería fácil y llevadera para todos, salvarías el puesto y habría menos rencores en el seno del fútbol.

Tercero: el más importante, en México no hubo figuras. Pensar en la relevancia de un jugador el pasado miércoles sería poner en una balanza el esfuerzo de los hombres que cumplieron, a cabalidad, con el cometido de la victoria. Ni Blanco brilló y fue el salvador, ni Guardado el más destacado...esta vez no hay una figura sobresaliente, y no hay nada mejor que eso para un equipo que gana y gusta. El juego de conjunto fue la figura del México-Estados Unidos, lo que nos habla de una evolución en el desarrollo de conjunto de un equipo que espera estar en la Copa del Mundo.

Enhorabuena México, son tres puntos que reconfortan, que aproximan la clasificación y despejan dudas. Sólo se pide constancia y regularidad, que estos tres puntos se transformen en seis o nueve...que dejen un boleto de México a Sudáfrica sin escalas.

Para vencer al fútbol moderno...

Foto: Mediotiempo

A razón de una estrategia de despliegue físico y precisión, México logró a mitad de semana la victoria que más esperaba su afición y aquella que necesitaba para revitalizar su verde corazón.
Por: Andrés Achury G.


Al saltar al campo del Azteca, México entendió que la necesidad no podía rebasar el trámite del juego y se ajustó a la desventaja del rival, que correría sólo 20 minutos y lo demás lo aguantaría. Inteligentemente, Aguirre perpetró una estrategia asfixiante, movimientos de punta a punta con cambios de frente y los norteamericanos siguiendo la pelotita como el disciplinado equipo que son.


El pase de Donovan que terminó con el primer gol de Davies hizo temblar el estandarte mexicano sólo por unos minutos: el Tri entendió rápidamente que el juego de los Estados Unidos no había cambiado en razón a la ventaja en el marcador, y que podían seguir teniendo dominio territorial y posesión de balón.

El derechazo implacable de Castro no sólo hizo estallar en júbilo al gran coloso que albergaba el juego, sino que replanteó las condiciones en el campo y abrió el partido a un nuevo escenario: México barajó las cartas y volvió a dar, esta vez con la mano a su favor. Ya es historia por todos conocida que el seleccionado del segundo tiempo obligó a los norteamericanos a retroceder sus líneas y a dejarse agobiar. Ellos simplemente siguieron un férreo modelo táctico de dos líneas de 4, esperando vencer por aquella lógica que habla de una imposibilidad para romper las barreras de los hombres fuertes.

Pero el fútbol es un deporte de hombres inteligentes, y la técnica sobrepasó a la inamovible táctica por ese simple principio. La sorpresa en el desborde, la elocuencia individual y el empuje de 110,000 almas tumbaron al modelo del fútbol moderno, representado fielmente en la figura de los norteamericanos.

México demostró que la Copa Oro sí sirvió, y Aguirre sintió un gran alivio cuando el marcador le dio la razón a su disposición en el campo. Tal vez por ahora vasco, la prueba ha sido superada.

lunes, 3 de agosto de 2009

Justos por pecadores

Foto: Futbolred

A través de la resolución 004 de 2009, la División Mayor del Fútbol Colombiano decidió prohibir la entrada a los hinchas que porten objetos alusivos al equipo visitante (camisetas, banderas, gorras) en los estadios del país. A través de la exclusión de los visitantes, los directivos colombianos creen poner fin a los actos vandálicos de las "barras bravas".
Por: Andrés Achury G.

Parece ser que DIMAYOR busca atacar la violencia en los estadios matando al propio espectáculo deportivo en el país. En lo que es una decisión por demás errada, los directivos colombianos siguen mostrando su incapacidad en la solución de un problema que se les salió de las manos hace mucho tiempo.

Señores directivos: la problemática de las barras bravas tiene un fondo mucho más amplio que el escenario deportivo. Estos jóvenes se han enfrentado en las mismas calles de nuestras ciudades, se han atacado en las carreteras colombianas e incluso se han asesinado entre ellos por luchas de poder: ¿verdaderamente cree el señor Jesurum que prohibiendo la alusión al equipo visitante en un estadio se podrá detener la violencia y los crímenes de estos desadaptados? Yo no lo creo.

Se habla de un problema legal: de ciudadanos que, infundados en los colores de un equipo, quebrantan la ley constantemente y hoy siguen caminando por las calles. Son los mismos que roban, amedrentan y hasta comandan negocios ilícitos en las ciudades del país. Las peleas en el estadio no son más que una parte de esa profunda problemática que hoy se quiere acallar con la prohibición del sano espectáculo de la rivalidad deportiva.

Pagarán muchos justos por esos cuantos pecadores, en lo que es una demostración de la escasa capacidad de la dirigencia por recuperar al aficionado del fútbol nacional. Hoy no sólo nos alejan del estadio, sino que nos coartan del gusto y las emociones de la competencia deportiva en nuestros propios escenarios. ¿Cuál será el color de un clásico?,¿cuál el ambiente de una final?: este es sin duda un nuevo intento del fútbol nacional por desacreditarse a sí mismo, y para alejar al hincha de su pasión.

Descalabros y consecuencias

Foto: El Universal

América, Chivas y Pumas pierden en casa en la segunda fecha y dejan abierto desde hoy un gran debate acerca de su nivel futbolístico en el presente torneo.
Por: Andrés Achury G.

El irregular inicio de los grandes del fútbol mexicano da cuenta de sus enormes falencias, y la magnitud de sus derrotas exteriorizan la gran tensión que se carga en la espalda al llevar el rótulo de ser "histórico". Es apenas la segunda fecha y en México ya se habla de descalabros, lo lógico si se llevan en el pecho los colores rojiblancos, las plumas del águila o el puma universitario.

Desviar la atención, para ellos, es una misión imposible. El aficionado mexicano formado en los últimos lustros tiene un dejo resultadista que es díficil ocultar si se tiene en cuenta que esa es la tendencia del fútbol mundial para la búsqueda de logros deportivos. El aficionado busca que sus equipos no extravien el camino de la victoria y ellos, obligados a los tres puntos por jornada, radicalizan los esquemas y dejan de lado la premisa de la planeación o la estrategia. El resultado: nula capacidad de reacción ante la adversidad y un cúmulo de derrotas porque los hombres no saben ni a qué juegan ni por qué.

América, con el rumbo más comprometido en el torneo, apuesta cada semestre a lo "probable". Contratación aquí, contratación allá...un sinfín de gastos y pocos resultados. Dejan ir a Insúa cuando adolecen de la presencia de un eje creativo y se van a preparar a los Estados Unidos, donde sus hinchas celebraron agradables presentaciones en sus enfrentamientos contra los equipos europeos en la pretemporada.

Esos mismos hinchas que se congratulaban hace dos semanas ayer tuvieron que resignarse a una triste realidad: el equipo se acostumbró a luchar contracorriente en su propia casa, a perder en su propia liga y a ser el meollo de los debates en el deporte nacional con los puñetazos de Aquivaldo Mosquera o el trabajo arbitral, porque en la cancha sus hombres se pierden y les pesa la presión. De fútbol poco en el Azteca y el estigma de un pasado frustante no muy lejano.

La casa de Guadalajara esperaba también con ansias el estreno de las Chivas. La premisa del "equipo grande" también se desbarató cuando Itamar puso la quinta velocidad y desperdigó a Magallón y compañía una y otra vez. Impotencia y desorden táctico fueron los aliados perfectos para que un equipo con problemas de descenso sacara tres puntos del Jalisco y de paso a una "gacela" como figura de la fecha. Chivas cuenta dos derrotas, y Ramírez tal vez sus horas en la casa rojiblanca.

El puma, sin mucha presión, cayó por sus propios errores después de un primer tiempo cansino. El equipo recibió un baldazo cuando pecó de ingenuo Verón, y se precipitó al suelo con el tempranero tanto azul en la segunda mitad. La capacidad de reacción fue nula y la derrota inminente. Pero cuidado, no hay que glorificar la victoria de la máquina: lo de Cruz Azul ayer no fue brillantísimo, sólo fue justo y punto.

Los grandes tropezaron en casa en la segunda fecha, y a todos se les vio la misma falencia: falta de ideas y una escasa capacidad de volver de atrás con los argumentos suficientes para hacer daño al frente. Todo un torneo queda por delante y puede ser prematuro dictar sentencias, pero puede que este sea para algunos el primer número en la cuenta del knockout.