América 7 - 2 Toluca. Las águilas ya suman 4 victorias en línea y después de una larga espera, vuelven a ser líderes generales. Análisis de la goleada americanista en DeCamerino.
Por: Andrés Achury G.
Hace tres años y algo más que un servidor pisó suelo mexicano por primera vez. En aquel entonces, los aires del último campeonato del América se habían disipado, y la afición azulcrema esperaba por la última final en su historial en el rentado local: aquella perdida en Pachuca ante los Tuzos.
Sin embargo, hay que remontarse aún más atrás para recordar las últimas tardes épicas de las águilas; y en lo personal no había tenido, nunca, la oportunidad de ver un juego redondo de los hombres de Coapa. Me sorprendió, sin duda, el planteamiento de la victoria: sorprende gratamente ver al América corresponder a su etiqueta de equipo grande, y ponerse otra tempranamente, la de favorito.
Durante estos tres años, usted como yo nos hemos acostumbrado a los reveses, a criticar y hasta encimar odios y malos ratos sobre los americanistas. El 7 a 2 de ayer abre una nueva etapa, simplemente porque América ya maneja nuevos números, vuelve a ser líder general después de la larga espera y por fin, después de mucho tiempo, logra una seguidilla de triunfos que da fe de su buen momento.
Ahora bien, Toluca, un grande, perdió, y de qué manera en la cancha del Azteca. Ellos, como nosotros, nos vimos sorprendidos por el planteamiento ofensivo de su rival, y por un arma que es el perfeccionamiento de su "Cabañas-dependencia": el juego vertical, rápido y contundente. Este legado del paraguayo por fin dejó de verse burdo y sin sentido, dejó de ser un absurdo juego de pelotazos para convertirse en la factura de pago con creces de la incredulidad de uno de los mejores, sino el mejor equipo de México.
Enhorabuena por las águilas, porque obtienen el único triunfo del cual pueden estar completamente orgullosos en el último tiempo. Enhorabuena por su gente, su afición, prominente y no por demás falta de esperanza: ellos ayer despidieron a su equipo en medio de aplausos, y siguen esperando que la victoria no sea flor de un día, sino sea un camino que emule aquella gesta del Cuau, Piojo López y Kleber. Celébralo hoy americanista, que mañana será otro día…
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