Foto: El Universal
América, Chivas y Pumas pierden en casa en la segunda fecha y dejan abierto desde hoy un gran debate acerca de su nivel futbolístico en el presente torneo.
Por: Andrés Achury G.
El irregular inicio de los grandes del fútbol mexicano da cuenta de sus enormes falencias, y la magnitud de sus derrotas exteriorizan la gran tensión que se carga en la espalda al llevar el rótulo de ser "histórico". Es apenas la segunda fecha y en México ya se habla de descalabros, lo lógico si se llevan en el pecho los colores rojiblancos, las plumas del águila o el puma universitario.América, Chivas y Pumas pierden en casa en la segunda fecha y dejan abierto desde hoy un gran debate acerca de su nivel futbolístico en el presente torneo.
Por: Andrés Achury G.
Desviar la atención, para ellos, es una misión imposible. El aficionado mexicano formado en los últimos lustros tiene un dejo resultadista que es díficil ocultar si se tiene en cuenta que esa es la tendencia del fútbol mundial para la búsqueda de logros deportivos. El aficionado busca que sus equipos no extravien el camino de la victoria y ellos, obligados a los tres puntos por jornada, radicalizan los esquemas y dejan de lado la premisa de la planeación o la estrategia. El resultado: nula capacidad de reacción ante la adversidad y un cúmulo de derrotas porque los hombres no saben ni a qué juegan ni por qué.
América, con el rumbo más comprometido en el torneo, apuesta cada semestre a lo "probable". Contratación aquí, contratación allá...un sinfín de gastos y pocos resultados. Dejan ir a Insúa cuando adolecen de la presencia de un eje creativo y se van a preparar a los Estados Unidos, donde sus hinchas celebraron agradables presentaciones en sus enfrentamientos contra los equipos europeos en la pretemporada.
Esos mismos hinchas que se congratulaban hace dos semanas ayer tuvieron que resignarse a una triste realidad: el equipo se acostumbró a luchar contracorriente en su propia casa, a perder en su propia liga y a ser el meollo de los debates en el deporte nacional con los puñetazos de Aquivaldo Mosquera o el trabajo arbitral, porque en la cancha sus hombres se pierden y les pesa la presión. De fútbol poco en el Azteca y el estigma de un pasado frustante no muy lejano.
La casa de Guadalajara esperaba también con ansias el estreno de las Chivas. La premisa del "equipo grande" también se desbarató cuando Itamar puso la quinta velocidad y desperdigó a Magallón y compañía una y otra vez. Impotencia y desorden táctico fueron los aliados perfectos para que un equipo con problemas de descenso sacara tres puntos del Jalisco y de paso a una "gacela" como figura de la fecha. Chivas cuenta dos derrotas, y Ramírez tal vez sus horas en la casa rojiblanca.
El puma, sin mucha presión, cayó por sus propios errores después de un primer tiempo cansino. El equipo recibió un baldazo cuando pecó de ingenuo Verón, y se precipitó al suelo con el tempranero tanto azul en la segunda mitad. La capacidad de reacción fue nula y la derrota inminente. Pero cuidado, no hay que glorificar la victoria de la máquina: lo de Cruz Azul ayer no fue brillantísimo, sólo fue justo y punto.
Los grandes tropezaron en casa en la segunda fecha, y a todos se les vio la misma falencia: falta de ideas y una escasa capacidad de volver de atrás con los argumentos suficientes para hacer daño al frente. Todo un torneo queda por delante y puede ser prematuro dictar sentencias, pero puede que este sea para algunos el primer número en la cuenta del knockout.
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