Paola Espinosa es la nueva campeona del mundo de plataforma de 10 metros: el verdadero triunfo en una nación que aguardaba la victoria en otro lugar.
Por: Andrés Achury G.
Era domingo y en México muchos aguardaban por la presentación del Tri frente al combinado haitíano en una nueva edición de la mediocre y poco competitiva Copa Oro. El plato fuerte del día hacía que los ojos del país convergieran en uno de los juegos del que sigue siendo deporte nacional a pesar de los descalabros sufridos en los últimos meses y el escaso número de triunfos a nivel internacional.
Mientras los hombres de Aguirre alistaban el juego frente al seleccionado nacional del país más pobre de América; en el viejo continente el desempeño de Paola Espinosa sentenció el que es, hasta el momento, el logro deportivo más importante del año para los mexicanos. Espinosa sorprendió al mundo al batir a las chinas en la plataforma de 10 metros y puso el sello azteca a la presea dorada del Campeonato Mundial de Natación en su especialidad. Un logro de grandísimo valor, que pocos seguían.
En el programa deportivo del fin de semana de la gran cadena de televisión, al primer triunfo de una mexicana en un Campeonato Mundial de Natación se le dio poco menos de cinco minutos de cobertura informativa y un escaso planteamiento analítico. Se ganó y ahora, aunque a medias, todos podían conocer de la victoria en una disciplina que se veía tambaleante tras el sonado escándalo de Yahel Castillo en las plataformas. Los periodistas informaron y después tuvieron un análisis profundo, de media hora, del triunfo por goleada de la selección mexicana de fútbol sobre un equipo amateur.
El triunfo de Espinosa reviste una gran magnitud para el deporte nacional: la clavadista mexicana batió a la actual campeona del título olímpico, la china Roulin Chen, y de paso acabó con esa seguidilla de derrotas tan nombradas y criticadas del país en el mundo deportivo que corrían por manos del vanagloriado fútbol. Es, por mucho, el logro más trascendente de su país en materia deportiva durante el presente año.
La gloria le llegó por otro lado a la apuesta deportiva del país, tal como sucediera con los medallistas olímpicos de Beijing en taekwondo. Tranquilizó las aguas y ha dado a la nación un triunfo del cual sentirse verdaderamente complacida, mirando con buena cara la representación mexicana en una justa mundial, como los Juegos Olímpicos de Londres. El presente aquí no es un espejismo, no es producto de un torneito poco competitivo ni de un equipo formado a medias: lo que sucedió este fin de semana en Roma es un verdadero logro.
lunes, 20 de julio de 2009
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